La experiencia “Xufina”
Tras muchos años viendo fallas, comentándolas, criticándolas y viendo con cierta tristeza la realidad de muchas comisiones en las que se discute más que disco-móvil se va a contratar para las próximas fallas que sobre el proyecto de monumento, pensamos que era momento de actuar. Dejar de hablar desde fuera, recuperar la participación de toda la comisión, o al menos que se sintiesen identificados con el proyecto, pensar que una comisión con pocos recursos no tiene porque conformarse con un refrito de moldes trasnochados, que con la mitad de creatividad que los falleros ponen en los concursos de disfraces las fallas serian mucho más interesantes. Estas fueron algunas de las razones que nos motivaron a iniciar esta experiencia.
Lo primero era desarrollar un proyecto con algunas premisas de partida, no era necesario seguir con la estética establecida (el color pastel no era obligatorio), la ejecución debía contar con la participación de todo el mundo por lo que se debía llegar a un método “constructivo” estandarizado. Por ello decidimos que los materiales a usar fueran el propio acabado del monumento, no íbamos a pintar nada, los pinceles estaban prohibidos, tan solo tijeras, sierra, papel triturado, una pequeña pistola de cola y la ayuda de un carpintero para la estructura principal. Finalmente nos decidimos por fieltro en diferentes tonalidades y madera natural y empezamos a organizar una serie de talleres de manualidades en el propio casal.
Poco a poco el proyecto fue evolucionando, y los monstruos de escamas de colores fueron creciendo, cuando a principios del mes de febrero dio comienzo la exposición del Ninot. Aquí fue donde apareció “Xufina”, la llevábamos un poco escondida como con temor al que dirán, pensando en la reacción a la entrada (a ver si piensan que esto no es un ninot de falla), pero las primeras miradas fueron acompañadas de leves pero perceptibles sonrisas.
Luego empezó lo que ha sido una experiencia difícil de contar, a modo de broma creamos un perfil en Facebook (“señoras que van a la exposición del ninot y votan por Xufina”) y Twitter, que rápidamente empezó a crecer, hasta alcanzar un gran número de seguidores, incluso apareció un grupo contra Xufina haciendo gala del buen humor fallero “hartos de Chufina ya es Chuficiente”. Apariciones en prensa, entrevistas de radio, continuos mensajes de apoyo.
Pero cual es la conclusión que nosotros hemos sacado de todo esto, porque no nos engañemos esta reacción en las redes sociales y en algunos medios de comunicación no habría sido posible si abundaran las propuestas algo diferentes en el mundo de las Fallas. El gran problema es que la norma es aburrida, la gente está cansada de ver siempre lo mismo (excepción de algunos grandes monumentos, y algunos grandes artistas), y nosotros tuvimos la suerte de recoger ese cansancio y servir en cierta manera de caja de resonancia de cierta disconformidad. Como llegaron a decir, Xufina es el Chiquilicuatre de la exposición del Ninot, y salvando las distancias algo de razón hay en esa frase. Ojala este pequeño ejemplo sirva para replantearnos cierto conformismo que se ha instalado en nuestra fiesta.
Terminó la exposición del Ninot, y obviamente Xufina no fue indultada, aunque como dice ella “Que le quiten lo bailao’”, y empezó la semana de fallas. Nuestro gran objetivo que era que los miembros de la comisión se sintieran identificados con su monumento parece que se estaba consiguiendo, ya no era algo que nos había dejado el artista y que no sabíamos ni de que trataba, era nuestra falla y hay que ver como estuvo cuidada y vigilada todas las fallas.
Llegaron un par de premios, que la gente celebró y disfruto mucho, pero los que realmente estuvimos trabajando y sentimos el monumento como nuestro ya lo habíamos celebrado cuando acabamos de plantar la falla y esa sensación es mejor que cualquier premio.
Xufina finalmente se salvo de las llamas, indultada por su fallera mayor infantil, pero esperemos que vengan mas “Xufinas” (con otras formas, colores, materiales y nombres) a dar un pasito más para intentar hacer de los monumentos falleros el canal por el que desarrollar y expresar toda nuestra creatividad, ingenio y crítica.





















